Con apenas veinticinco viviendas, Cortiguera ha sido un núcleo aislado y mal comunicado, enfrentando duros inviernos y escasas infraestructuras. Aunque en un tiempo contaron con luz eléctrica, una riada del Ebro devastó la presa del molino de Pesquera de Ebro, obligando a los habitantes a regresar a la luz de los candiles.
La vida en Cortiguera giraba en torno a la agricultura y la ganadería, cultivando principalmente trigo y legumbres, y criando vacas, cabras y ovejas.
Los servicios básicos como el médico y el cartero llegaban a caballo o a pie desde los pueblos vecinos, como Sedano y Valdelateja.
Tras años de abandono, en la década de los 90, un grupo de jóvenes neorrurales se instaló en Cortiguera, viviendo a su aire hasta que decidieron marcharse.
En la actualidad, el pueblo está resurgiendo, con el arreglo del camino de acceso y la rehabilitación de varias viviendas. Cortiguera se convierte así en una auténtica joya por descubrir, donde cada rincón revela una parte de su fascinante historia y encanto rural.
La naturaleza se abre a los pies de este pequeño pueblo. Rutas entre bosques, páramos y cañones que no te dejarán indiferente te esperan en Cortiguera.
