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El Cañón del Ebro

canon.gif (20190 bytes)El río Ebro, que se interna en Burgos a través del potente macizo de las Loras, ha tallado a su paso una espectacular sucesión de hoces, gargantas y cañones calizos que en algunos puntos alcanzan más de 200 metros de profundidad. El relieve, la diversidad biológica -destacan las poblaciones de aves rapaces y nutria- y la riqueza botánica del interior de estos desfiladeros han configurado un paisaje que es una verdadera tentación para los amantes del senderismo y la naturaleza en estado puro.

El recorrido se inicia en Valdelateja: pueblo situado al pies de la carretera de Santander. Detrás de su iglesia nace la bien marcada senda que se debe seguir para adelantarse en el Cañón. Serpenteando por el fondo de la garganta se llega a una pasarela por la que hay que cruzar el Ebreo. Pronto y sombreados por el espeso bosque mixto de encinas, quejigos, arces, alisos, madroños, acebos y tejos se alcanza el señorial pueblo de Pesquera de Ebro.

Tras cruzar de nuevo el Ebro por un magnífico puente medieval hay que continuar unos 300 metros por la carretera. Después de parar el cruce de Gallejones es muy fácil localizar una senda bien marcada que enfila el abandonado Cortiguera. Al final de este pueblo existe un precioso rincón con dos grandes palacios y una artística fuente. Hay que salir de Cortiguera por el camino de Valdelateja y avanzar paralelos al borde superior del Cañón. Al llegar a la primera bifurcación es preciso tomar el camino que parte hacia la derecha y que de una manera rápida y espectacular conduce de nuevo a Valdelateja. Si todavía se conservan fuerzas es posible ascender hasta la impresionante peña de Siero. Parte de este recorrido se puede realizar a lomos de una bicicleta de montaña.

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